Un buen diseño lumínico es fundamental para el bienestar en casa
El diseño de iluminación en el hogar juega un papel fundamental en nuestro confort y bienestar diario. La mejor forma de saber si contamos con una buena luminaria es conocer su espectro lumínico y comprobar si se asemeja a la luz natural. La luz artificial inadecuada puede afectar nuestro ritmo biológico y, en consecuencia, nuestra calidad de vida.
Pasar muchas horas al día en espacios iluminados con luz fría, ya sea en casa o en el trabajo, puede generar cronodisrupción en nuestro organismo, provocando fatiga visual y migrañas. Además, si pasamos unas 10 horas diarias trabajando en entornos con una luz artificial excesivamente fría, nuestro cerebro no producirá la melatonina necesaria para relajarnos al final del día, afectando nuestro descanso.
El bienestar visual depende tanto de las características del producto lumínico como de una correcta estrategia de diseño del espacio. Es importante evitar la iluminación homogénea en los espacios, ya que nuestros ojos necesitan zonas de descanso visual para evitar la fatiga.
Para mejorar la iluminación en el hogar o en la oficina, es recomendable generar contrastes lumínicos diferenciando zonas de trabajo, de paso y de almacenamiento. Esto se consigue combinando luces directas e indirectas con distintos grados de intensidad. Rebotar la luz en paredes y techos ayuda a conseguir una iluminación contrastada y permite reducir la intensidad de la luminaria directa, evitando el deslumbramiento.
En espacios de larga permanencia, invertir en un sistema domótico DALI puede ser una opción ideal. Este sistema permite regular la temperatura de color de la luz, pasando de tonos fríos a cálidos para mimetizar la luz natural, además de ajustar la intensidad lumínica según las necesidades del momento.
Pensar en la iluminación desde la fase de diseño del espacio es clave para lograr un entorno confortable y eficiente. Un diseño bien planificado puede mejorar la calidad de vida, optimizar el rendimiento en el trabajo o el bienestar en casa y crear una atmósfera agradable en función del momento del día favoreciendo los ritmos circadianos. En definitiva, la iluminación no solo cumple una función práctica, sino que también influye en nuestro bienestar físico y emocional